. Asimila la pérdida
La pérdida que has vivido afecta tu autoestima, por ello, el primer paso y más importante es que aceptes que algo cambio.
Las cosas no serán igual, deberás dejar atrás el pasado y vislumbrar un
nuevo futuro. Si te resistes a admitirlo, difícilmente te vas a
sobreponer.
.Reconfigura tu presente
Cuando te esfuerzas por aceptar el cambio, entonces puedes comprender que la experiencia realmente puede tener un lado positivo. Quizá es la oportunidad de crecer, aprender y evaluar la dirección de tu vida.
. Expresa lo que sientes
Aprende a identificar y expresar tus sentimientos. Hazlos patentes escribiéndolos, hablando con amigos o familiares de confianza. Estos sentimientos tienen menos poder cuando los compartes.
Es importante saber lidiar con esta situación. Piense que este momento duele tanto porque es muy reciente, sin embargo, puede hacer un esfuerzo para intentar superarlo cuanto antes, aunque el tiempo es lo que más valorará cuando haya terminado de superarlo.
Como dice el dicho, el tiempo lo cura todo. Aún así es importante tener en cuenta algunos consejos que le ayudarán a pasar su situación de una manera más positiva.
Superar una desilusión es unan de las cosas más trágicas que te pueden pasar pues todas tus expectativas estaban puestas en una persona que te juro, jamás desilusionarte, jamás fallarte, jamás romperte el corazón. Sin embargo, las cosas son así, no hay modo de poder cambiar la realidad, pues ésta; está fuera de tu control. Lo único que podemos hacer, lo único que nos queda, es saber qué hacer con el dolor de la desilusión, y aprender a superarlo.
¿Por qué nos decepcionamos?
Mi decepción, aun siendo real, era engañosa; dolorosa en un primer momento, dio paso a una pasión que todavía me dura hoy, muchos años después.Nos pueden decepcionar algunas situaciones: una fiesta menos alegre de lo previsto, la derrota de nuestro equipo de fútbol, un tiempo lluvioso, el resultado de las elecciones…
También nos puede decepcionar alguien: un amigo que traiciona nuestra confianza, un hijo que no rinde en la escuela, un cónyuge que no se muestra receptivo durante una velada íntima porque está demasiado preocupado por el trabajo…
Siempre que nos sentimos decepcionados –por un resultado determinado, por nuestro comportamiento o el de otra persona...– es porque previamente nos habíamos creado ciertas expectativas alejadas de la realidad. Dejadme que os ponga un ejemplo con mi propia historia.
Cuando cumplí cinco o seis años, mi padre me regaló un libro. Era mi primer libro, un libro de verdad, lleno de texto. No era un cómic ni un álbum ilustrado. Acababa de aprender a leer y recuerdo perfectamente cuál fue mi reacción: ¡una enorme decepción! ¿Por qué un libro? Como si yo fuese un adulto… ¡Yo no quería un libro! ¡Quería un juguete!
No me atreví a decirle nada por no herir sus sentimientos, pero supongo que la decepción se leía en mi cara. Todavía recuerdo el título del libro: Oui-Oui et la voiture jaune, de Bibliothèque Rose (Oui-Oui es un personaje creado por la escritora de literatura infantil Enid Blyton).
Lo leí a disgusto. Pero, ¡oh milagro! Me gustó mucho y desde entonces ya no dejé de leer. La lectura se ha convertido en una de las actividades a las que dedico más tiempo y que más placeres me aporta. Y escribir libros es hoy mi segunda profesión, junto a la de médico.
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